Hay ocasiones en las que pasar tiempo a solas es necesario. Olvidarse un poco de los demás y centrarse en uno mismo puede ser muy reconfortante y si a eso le sumas la increíble experiencia que es un viaje de lujo, el tándem es terapéutico.
Un recorrido en tren leyendo un libro por el que la chica de enfrente te pregunta, visitar un museo y que un guía simpático del que al principio ni habías notado su presencia acabe recomendándote algún sitio «desconocido para turistas» donde probar las delicias del lugar, la sala VIP de un aeropuerto donde tu mirada se cruza con la de otros pasajeros, muchos de los cuales están como tú, empezando a vivir la experiencia de un nuevo viaje, una cena en la barra de un bar, sin complicaciones ni «dress code» más que el que tú mismo te impongas, un aperitivo en soledad que termina siendo con uno de tus mejores amigos a día de hoy, subirse a un autobús al que como mucho habías pensado fotografiar y de repente te ves viajando hacia la cala más recóndita y escondida que jamás hubieras imaginado y que tu hoy compañero de viaje, aquel a quien pediste que te sacase una foto con un fondo maravilloso tenga además una historia interesante que contar, unirse a actividades grupales que siempre dan la oportunidad de conocer a gente con las mismas inquietudes que tú o absolutamente contrarias que te vuelve a llegar a pensar lo bien que se viaja solo.
Si eres de esas personas, de las que les gusta viajar solo, pero no se atreve, te animo a que lo pruebes, te animo a todo lo que conlleva un viaje. Yo solo puedo decirte que algunas de mis mejores experiencias viajeras las he vivido en soledad, pero a la vez siempre bien acompañado…
¡Hazlo ! porque todo lo bueno empieza con un poco de miedo y hazme caso, mil veces tu oportunidad está detrás del Miedo.
¡Lánzate con nosotros! ¡Salta! ¡Ahora estás volando!